Desde que la Corte Suprema abrió el camino de la legalización de las apuestas deportivas en Estados Unidos en 2018, la NBA se ha lanzado de lleno a cazar los dólares de una de las industrias con mayor poderío económico en el panorama digital actual. La liga estadounidense lleva ya varios años destinando centenares de miles de dólares para ejercer presión política en diferentes estados del país y hacer lobby a favor de la legalización, y sus alianzas con casinos y casas de apuestas se han disparado de forma exponencial.

Cuando hasta los jugadores pueden ya, por convenio, tener participaciones en empresas de juego y publicitarlas abiertamente, la competición añade un nuevo componente al batallón de las apuestas en el seno de la liga: a partir de ahora se podrá aposar en directo a través de la plataforma League Pass. De momento, en aquellos estados de Estados Unidos que ya han legalizado el juego, si bien la opción de visualizar cuotas y probabilidades estará disponible en todo el territorio estadounidense.

La aplicación de visionado de partidos añadirá la opción para que los aficionados apuesten en tiempo real durante los encuentros sin necesidad de dejar de ver la acción. La NBA anunció esta novedad el martes, en un comunicado conjunto con Sportradar, una empresa de datos global líder en su sector. Aunque esta opción estará disponible tan solo en dispositivos móviles, The Athletic ya ha avanzado que hay planes para llevarla a la versión del navegador y la televisión.

"Mientras más aficionados consumen contenidos en plataformas digitales, esto desbloquea nuevas maneras de interactuar con nuestros partidos", presumía Scott Kaufman-Ross, vicepresidente ejecutivo de medios y juego de la NBA, en la presentación de la novedosa tecnología. "En este caso concreto, es un paso hacia integrar la experiencia de apostar y ver partidos, con una ventana opcional, que, creemos, será genial para el 'engagement'"

La aspiración de esta nueva tecnología, nacida en 2021 y bautizada emBET, es que la afición pueda realizar una apuesta con tan solo dos clics, sin dejar de ver el encuentro en ningún momento. Evidentemente, se beneficiarán de este nuevo mercado directo las casa de apuestas oficiales de la NBA, que en Estados Unidos son Draftkings y FanDuel. Serán ambas las que muestren sus cuotas de juego en la pantalla, por ahora limitadas a tres categorías: apuestas a margen (spread), over-under y línea del dinero (money line).

"Los aficionados pueden ver las cuotas actualizándose en tiempo real y seguir con los ojos puestos en el partido", destacaba Kaufman-Ross. "Si algo ocurre que les hace querer apostar, tendrán una avenida fácil para conseguirlo", añadía. Un primer clic mandaría al jugador a la app de la casa de apuestas, y otro le permitiría confirmar la misma. 

El impacto del juego en Estados Unidos

En un contexto más restrictivo que nunca tras su irrupción y desmadre en Europa, Estados Unidos vive precisamente el proceso contrario con el fenómeno de las apuestas deportivas. La liberalización es más patente que nunca, y hasta los magnates de los casinos, como la familia Adelson, se han lanzado a comprar franquicias icónicas -en su caso, los Dallas Mavericks- con la intención de afianzar sus negocios. Desde hace ya varios años, Las Vegas, en Nevada, hasta no hace tanto el paraíso único del mundo del juego, suena como futura sede de una franquicia de la NBA.

Ya en 2020, tan solo dos años después del fallo del Supremo que abrió la veda de las apuestas en todo el territorio estadounidense, la Asociación Nacional de Servicios de Administración de la Adicción al Juego (NAADGS) reportó que más de 5,5 millones de personas sufrían un trastorno relacionado con las apuestas, como recuerda un interesante artículo de Pablo Muñoz en El Salto que analiza las implicaciones raciales de la connivencia de la asociación de jugadores NBPA con esta carta blanca a los corredores de apuestas.

Meses después de ese 14 de mayo de 2018 que cambió el panorama de las apuestas en Estados Unidos, la NBA anunció su primer acuerdo relacionado con la compañía MGM Resorts, que se convirtió en socia oficial de la liga y la WNBA. La intención por aquel entonces era crear una marca propia de apuestas en la competición, y el comisionado Adam Silver defendió el cobro de un canon a las casas de apuestas por uso de "propiedad intelectual".

Reticencia de algunos jugadores y multas de por medio

El tema de las apuestas llega lejos en el seno de la competición, y no todos sus protagonistas están contentos con la irrupción de las casas de juego en la liga. Rudy Gobert, que criticó vehementemente la toxicidad que la apuestas han insuflado en el entorno de la liga, se llevó una multa de 100.000 dólares recientemente.

"Voy a llevarme la multa, pero esto está dañando nuestro juego. Sé que las apuestas y todo este mundillo cada vez es más grande, pero no debería ser así", opinó el francés después de haber realizado un gesto a los árbitros, relacionándoles con el amaño de encuentros.

El pívot de los Timberwolves no ha sido el único en pronunciarse, ni mucho menos. "No tengo ni idea de vuestros parlays", se lamentaba Malik Monk hace unos meses en X. El acoso de los apostadores en las redes sociales enervó incluso a una estrella del calibre de Kevin Durant. "Cuando hago que os paguen, no me mandáis mensajes privados ni un porcentaje, pero cuando no ganáis las apuestas soy todos los nombres en el libro. No sois reales", se quejaba el astro de los Phoenix Suns.

El último en citar este tema ha sido Tyrese Haliburton, estrella de los Indiana Pacers, horas antes del anuncio. "Para la mitad del mundo, solo soy una prop (apuesta), solo les estoy ayudando a ganar dinero en DraftKings o donde sea. Mis redes consisten en esto mayoritariamente", respondía el jugador de 24 años a raíz de una cuestión sobre la salud mental de los atletas. 

La apuesta de la NBA por las apuestas es firme, y más si tenemos en cuenta que la propia liga es dueña del 3% de las acciones de Sportradar, la compañía que les abre ahora a través de la tecnología emBET un nuevo universo para monetizar y controlar las apuestas deportivas en sus partidos. Muchos dudan sobre el evidente conflicto de intereses que existe en todo este asunto, se mire por donde se mire, y en las consecuencias de acercar tanto el universo de las apuestas al juego.